En la inmesidad del cielo, las aves danzan,
sus alas despliegan en movimientos sin igual.
En cada vuelo encuentran esperanza,
y en cada imagen, un suspiro celestial.
El fotógrafo es testigo privilegiado,
de la magia que el instante revela,
cada clic es un sueño plasmado,
en el reflejo del agua y su huella.
Verde es el manto que el agua acoge,
sin miedo, busca la perfección,
como el artista que en su obra arroje,
descubre en cada captura emoción.
En el arte de la fotografía se encuentra,
la ilusión que despierta cada disparo,
cambiando el miedo por la esperanza,
de lograr capturas llenas de encanto.
