El mes pasado, mientras caminaba por el sendero hacia la Fortuna, un cocodrilo de piedra reposaba en la orilla. Aquel cocodrilo, con sus escamas talladas en la roca, fue la primera señal para quienes venían del futuro en búsqueda de un pueblo llamado “El Progreso”. Pero antes de alcanzar dicho destino, debían atravesar un lugar conocido como “La Lucha”.
En La Lucha, la luz era escasa y tenue, apenas iluminando los rostros fatigados de quienes transitaban por ese sendero desafiante. A pesar de esto, en cada rincón y objeto, la luz latía como el corazón de la vida misma, recordándoles que, a pesar de la aparente dominancia de la oscuridad, siempre existía una chispa de esperanza.
Con la imaginación como llave maestra, y la inspiración del cocodrilo de piedra, los viajeros podían abrir todas las puertas de la creatividad, hallando soluciones ingeniosas para sortear los obstáculos en las calles de la vida. Era como si la luz del amanecer iniciara un mágico, despertando a las aves y llenando el aire con una melodía de vida y renovación.
A pesar de la oscuridad que a veces se interponía en su camino, ya fuera por la neblina, el humo o la noche, siempre encontraban la brillantez. Esta luz era como un cocodrilo bajo las pantanosas y sucias aguas del río, guiándolos hacia adelante con su visión aguda y su fuerza indomable. Era una parte esencial de la vida, la dualidad entre luz y oscuridad, pero lo importante era que iluminaba las rutas hacia la verdadera comprensión y sabiduría.
Se decía que primero se debía conocer la oscuridad para entender la luz. Con la experiencia adquirida a través de los desafíos, aquellos que caminaban con la luz podían vislumbrar el camino al progreso antes que el resto del mundo. En cada amanecer, antes incluso de que la luna se ocultara por completo, ellos ya habían encontrado las llaves de la iluminación.
Pero también había un lado oscuro, un misterio que no todos mostraban. Aunque la luz siempre estaba presente, algunos temían enfrentarla, prefiriendo permanecer en las sombras. Sin embargo, la verdad era que la luz siempre había estado allí, incluso en la oscuridad más profunda, aun cuando lograron llegar al Progreso.
