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Fe y esperanza

 

En las grandes sabanas africanas, dos guepardos, hermanos inseparables desde su nacimiento, se encontraban ante un desafío que pondría a prueba su valentía y determinación. Después de una larga temporada de sequía, los arroyos que solían ser fuentes de vida estaban ahora secos y los animales escaseaban.

La desesperación se apoderó de sus corazones cuando se dieron cuenta de que la caza se había vuelto cada vez más difícil. Los riachuelos, antes llenos de vida, eran ahora obstáculos infranqueables para alcanzar a sus presas. Pero en medio de la angustia, la fe en sus habilidades y en el vínculo que los unía les mantuvo con esperanzas.

Una noche, bajo el manto estrellado, los dos guepardos se sentaron en silencio, reflexionando sobre su situación. —Fe es creer que podemos superar esto juntos, —dijo uno de ellos con determinación. —El sentido común nos dice que no podemos rendirnos, que debemos encontrar una solución, —añadió el otro, mirando fijamente hacia el horizonte.

Con decisión, decidieron explorar nuevas estrategias de caza. Utilizaron su velocidad y astucia para rodear a las presas que se acercaban a los arroyos secos, aprovechando cualquier oportunidad para obtener alimento. Aunque los desafíos eran muchos y el hambre seguía apremiando, nunca perdieron la esperanza ni la fe en su capacidad para superar la adversidad.

Con el paso del tiempo, los arroyos volvieron a fluir y la vida regresó a la sabana. Los dos guepardos, con sus barrigas llenas y sus corazones rebosantes de alegría, se miraron el uno al otro con orgullo. Su tenacidad y determinación habían sido recompensadas, demostrando que incluso en los momentos más oscuros, la esperanza y la fe son poderosas aliadas en el camino hacia el éxito.

 

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