descanso

Justo descanso

Cuento: Justo descanso

En un mundo donde las horas se entrelazaban en un constante devenir de responsabilidades y desafíos. En medio de ese ajetreo diario, el descanso emergía como un oasis de renovación y reflexión, como un suave susurro que invitaba al alma a detenerse, pensar y recobrar fuerzas.

En el corazón de este relato se encontraba Justo, un ser humano apasionado y dedicado a sus labores cotidianas. Día tras día, se entregaba por completo a sus responsabilidades, dejando poco espacio para el reposo y la contemplación. Sin embargo, una tarde soleada, mientras paseaba por su jardín, las flores pintaron el lienzo de sus ojos con su belleza efímera pero etérea.

Fue en ese momento, bajo la sombra de un árbol frondoso, que Justo comprendió la importancia del descanso. El silencio del jardín se convirtió en su espacio sagrado, donde podía recobrar fuerzas y avivar la llama de la inspiración. Las flores danzaban al ritmo del viento, sus colores vibrantes susurraban historias de quietud y serenidad.

Así, Justo aprendió que para ser verdaderamente excelente en su humanidad, debía ceder ante la fatiga y entregarse al dulce abrazo del reposo. En esos momentos de pausa, encontraba la claridad para discernir sus propósitos más nobles y trazar el camino hacia la grandeza.

Con cada suspiro de alivio, con cada instante de serenidad, Justo irradiaba la esencia de una vida bien vivida. Aprendió que el descanso no era un signo de debilidad, sino de sabiduría y fortaleza interior. Y así, al recargarse de energía, no solo nutría su ser interior, sino que también se convertía en ejemplo para quienes la rodeaban, enseñando con el ejemplo que el descanso es esencial para el bienestar y la plenitud en la vida.

 

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