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Entre poesía y sonrisa

 

Una pareja se encontraba en la playa al atardecer, donde el sol pintaba el cielo con tonos dorados y las olas jugueteaban con las rocas. Para ellos, cada momento era una estrofa de poesía, una melodía que resonaba y se hacía canción en sus corazones.

Se tomaban de la mano, susurros de versos salían de sus labios mientras caminaban por la orilla.  —El sol del atardecer, las olas que salpican piedras congeladas en el tiempo, el horizonte como las rimas en la poesía — decía ella, admirando el paisaje como si fuera una obra de arte.

Él sonreía y le respondía con besos en verso, haciéndola sentir como si hubieran inventado el amor en cada palabra que compartían. —Me gustan los besos en verso — susurraba ella, sintiendo cómo cada beso era una expresión de su amor convertido en poema.

Abrieron los ojos al mundo, dejando que la luz del atardecer los envolviera. —Abre los ojos, Cielo, para que el mundo brille como tú. Y tenga ritmo palabras que vibren y resuenen —, declamaba él, admirando la belleza de su compañera.

Juntos, compartían sueños y esperanzas, buscando caminos diferentes para descubrir más del mundo y escapar de las rutinas diarias. —La vida se escapa rápido. Despliega tus párpados y empecemos desde el principio — cuchicheaba ella, recordándole la importancia de vivir el presente.

Su sonrisa era su mayor tesoro, una caricia que no permitirían que se apagara. —Tu sonrisa es liberadora. Siempre buscando caminos diferentes por los que descubrir más mundo— afirmaba él, sintiendo que cada día a su lado era un regalo.

Y así, entre versos y sonrisas, la pareja disfrutaba de su amor en la playa, donde la muerte se moría en estrofas y la vida en ritmo se convertía en un poema eterno.

 

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